Visitamos una depuradora muy, muy pequeña, de veraneo, diseñada para poco más de 1.600 viviendas y un hotel.

Problemas: unos pocos, pero interesantes.

Primero, no la gestiona la municipalidad por cuestiones “políticas”, así que el coste corre a cargo de los vecinos.

Eso sí, cuando se incumple algún vertido, la Junta aparece periódicamente para analizarlo… y la multa también la pagan los vecinos.

Hace tiempo, el emisario submarino se rompió; era de hormigón, algo ya obsoleto (ver nuestro curso de emisarios: https://lnkd.in/dz3iUucf). Ahora tiene uno de polietileno.

Los olores son un reto: a pesar de las cubiertas GRP instaladas, no es posible evitar que se perciban en las casas cercanas.

Fue una visita informal, sin grandes expectativas de producción audiovisual. Mejoraremos en las próximas.